Duros
Por el arquitecto Martín Ferrer

En la jerga, el "sector Arquitectura" es el más "duro" del mercado. Venderle software a los arquitectos es realmente muy difícil. Tal como puede comprobarse en las cotidianas conversaciones sobre el tema, el análisis de causas de esta realidad lleva a infinitas conclusiones. La mayoría, relacionada con cuestiones adyacentes al problema (poco trabajo, mala formación profesional, falta de escrúpulos, etc. algunas justificatorias y otras condenatorias), pero hay ciertas posibles explicaciones, no adyacentes sino centrales y poco consideradas en esa infinidad. Todas las explicaciones son válidas, todas reflejan una verdad. Las aquí expuestas sólo se suman a las demás. 

El software para arquitectura no ha satisfecho hasta hoy día las exigencias mínimas de la disciplina. La obra de arquitectura es demasiado compleja y singular para resolverla con instrumentos apropiados para el diseño de objetos simples producidos en serie (campo en el cual el problema informático sí ha sido resuelto satisfactoriamente). Como consecuencia de esa singularidad, cuando un arquitecto típico (es decir singular) toma conocimiento de las posibilidades reales de instrumentación de un software, normalmente duda de su utilidad en propio beneficio ("muy interesante, debe ser muy útil, pero a mi no me sirve"). A veces, el sistema coincide con los requerimientos, pero cuando el arquitecto no conoce el espectro de opciones, entonces sospecha que un determinado producto, que sí conoce e intuye apropiado, tal vez no sea el mejor ("muy bueno, pero me dijeron que tal otro es mejor" y se abstiene de comprar "por las dudas"). 

Como si esto fuera poco, no siempre está claro cuál es la propia necesidad. Si el arquitecto supiera exactamente qué necesita, sabría exactamente cuál software adquirir pues en ese caso la solución es simple: Si lo soluciona sirve; si no lo soluciona no sirve. Entonces bastaría comparar tres o cuatro precios y elegir el menor. 

En síntesis, si Ud. no ha comprado un sistema que le sirva, las posibles razones aquí consideradas (sin perjuicio de las demás) serían: 

  1. Ud. no lo necesita.
  2. Ud. no sabe qué necesita.
  3. Ud. sabe qué necesita y no halló aún la solución.

La primera es casi imposible. La segunda no es conducente. La tercera es realmente deseable y podría expresarse en los siguientes términos pragmáticos: 

Los arquitectos somos muy exigentes. Así como rehacemos mil veces un proyecto hasta quedar conformes y nuestro cliente también, siempre compramos software cuando, sin ninguna duda, vale lo que cuesta. 

¿Será verdad?