El Estadio y su significación como concepto.
Un estadio es un vehículo ideal para explorar y expresar las ideas de un arquitecto en cuanto a la pureza formal y estructural del diseño, los múltiples usos que le puede asignar al mismo y al cuidado puesto de manifiesto en las medidas de seguridad para los usuarios.
El precio de la tierra es tan alto que los propietarios de la misma quieren realizar
construcciones que les hagan recuperar y generar ganancias al capital invertido.
En los tiempos actuales los estadios no pueden evitar el cuestionamiento a su existencia. Antes
de la radio y la TV la única forma de experimentar las sensaciones de un evento era
concurriendo al estadio, pero hoy, con una tecnología de transmisión tan profesional y
atrapante, dichos estadios deben ofrecer algunas comodidades y algunas facilidades que
hagan optar por dejar la comodidad y tranquilidad del hogar.
Los días de gloria de los estadios finalizaron cuando el cristianismo se fue expandiendo por toda Europa, marcando el apogeo de la construcción de iglesias. Gracias al restablecimiento de
las olimpíadas en 1896, se comenzaron a levantar estadios en los países para albergarlas.
Esto motivó también que se empezaran a erigir nuevos estadios para deportes como el rugby,
el basketball, el tenis, el baseball, etc.
Este comienzo de construcción de estadios que marca la era moderna se empezó extender
alrededor de 1920.
Pronto los equipos de competición se dieron cuenta que la única manera de recaudar y generar
fondos era teniendo un estadio propio que albergara la mayor cantidad de espectadores
posible y que además les otorgara una imagen institucional que los representara e hiciera
identificar a sus fans.
Con estos condicionantes se comenzaron a construir esos estadios que dejaban en un
segundo plano las condiciones de acceso y las de diseño ya que el fin era otro, es decir, que
entren la mayor cantidad de espectadores posibles.
Por otro lado, aquellos estadios que eran utilizados con muy poca frecuencia y que poseían
gran capacidad de público estaban generalmente en no muy buenas condiciones de
mantenimiento debido a las grandes superficies que había que cubrir y al escaso presupuesto
disponible, a diferencia de los estadios en donde se practican deportes en forma semanal y que
generan ingresos permanentes.
Con el advenimiento de la televisión para transmitir eventos la situación cambió. Ya no era tan
necesaria la concurrencia del público para generar ingresos debido a que la TV aportaba una
cifra mayor a la que se recaudaba y por ende, todas las comodidades estaban preparadas
ediliciamente para las cámaras. El espectador siempre quedaba en último término en cuanto a
sus necesidades.
La jerarquía estructural es lo que define la calidad arquitectónica del estadio.
Los proyectos del famoso arquitecto Santiago Calatrava son influyentes desde todas las
maneras que se los vea, ya que la belleza de su trabajo proviene de las soluciones claras y
simples que fortalecen su arquitectura a través de la expresión estructural.

Los precursores de los estadios modernos fueron los griegos y los romanos. Los griegos
ponían el énfasis en el tamaño del estadio y utilizaban como planta los valles, en donde los
espectadores tomaban su posición sentándose sobre las pendientes de dichos valles.
Básicamente ellos se inspiraban y apoyaban en la topografía y todo se relacionaba con el
paisaje.
Los estadios romanos fueron la antitesis de los griegos. Estos dominaban con su forma, oval
generalmente, al paisaje a través de sus imponentes fachadas. La atención de los
espectadores estaba centrada en la acción violenta que se desarrollaba dentro del escenario y
no en la contemplación de la naturaleza y del paisaje.
Por lo expuesto se puede concluir que los estadios griegos fueron un fenómeno
básicamente rural y los estadios romanos tuvieron un concepto urbano para su
concepción formal.
Sobre la base de estos dos modelos se adoptaron las morfologías de los estadios que se
empezaron a construír en el siglo 19, cuando los deportes comienzan a tener una vital
importancia y significación para el mundo moderno, siendo que el modelo griego se adaptó
para deportes en los que el desarrollo de los mismos es por tiempo prolongado, como por
ejemplo el cricket o carreras, siendo el paisaje que conforma el escenario un elemento más
para contemplar que adquiere vital importancia. El modelo romano, a diferencia del griego, es
utilizado para deportes que poseen una duración relativamente corta y que son agresivos en su
acción, como por ejemplo el fútbol, el rugby, el fútbol americano.
En América también hay ejemplos y no se puede soslayar la relación que existía entre los ritos
religiosos y el deporte. Estas competencias con ligeras variantes –básicamente el juego de
pelota- fueron el patrimonio de muchos pueblos amerindios desde los zapotecas, los mayas y
los Aztecas entre otros abarcando una zona geográfica que iba desde las costas de Yucatán
en México hasta las costas tropicales del Pacífico.
El Coliseo Romano como máximo exponente de los estadios.
Hasta la época de Julio César, tas luchas de gladiadores se celebraban en los circos o en
estructuras desmontables construidas al efecto.
Hacia el siglo I a. C. se creó en Roma un edificio para albergar las luchas de gladiadores, el
anfiteatro Flavio o Coliseo cuyas construcciones se iniciaron hacia el año 2O, durante el
reinado del emperador Vaspasiano.
Debe su nombre precisamente a su proximidad a una colosal estatua de Nerón. Fue construido
en un breve plazo de tiempo que puso a prueba capacidad de organización de los maestros de
obras que impusieron un sistema de varios turnos, la prefabricación de ciertos elementos y la
construcción modular, con la ayuda de una compleja maquinaria y una, mano de obra
especializada.
Los materiales utilizados fueron diferentes según las cargas que tenían que soportar: en los
pilares y muros exteriores se empleó piedra y ladrillo y piedra más ligera cuanto más cerca la
arena. Se utilizó el hormigón en la construcción de los pisos abovedados de los corredores. En
su construcción se emplearon 100.000 m2 de travertino y 300 toneladas de metal para las
grapas que mantenían unidos los bloques. Los Romanos antiguos utilizaron losas de concreto
en muchas de sus estructuras públicas grandes como el Coliseo. El concreto también fue
utilizado en la pared de la defensa que abarca Roma, más muchos caminos y los acueductos
que todavía existen hoy.
A diferencia de los primeros anfiteatros, cuya ubicación se procuraba que estuviera en colinas
para ofrecer apoyo a los muros, el Coliseo es una estructura enorme e independiente con
forma oval de piedra y cemento de 48 metros de alto y 188 de largo por 156 m. de ancho con
un perímetro de la elíptica de 524 m. y capacidad para 50.000 espectadores que podían
acceder o salir de a menos de tres minutos gracias a una compleja red de pasadizos y salidas.
Con relación al terreno de juego propiamente dicho, sus dimensiones eran de 87 m. por 55 m.
con un completo sistema de drenaje, conectado a cuatro imponentes cloacas y en realidad era
una plataforma construida en madera y cubierta con arena. Todo el subsuelo era un complejo
de túneles y mazmorras (el hipogeo) en el que se alojaba a los gladiadores, a los condenados y
a los animales.
Para los espectáculos nocturnos se suspendía un enorme candelabro sobre el ruedo. De todas
las localidades las mejores eran las que estaban encima del podium, especialmente los dos
palcos que se ubicaban a cada extremo del eje menor: al norte el del emperador y la familia
imperial, y al sur el del prefecto de la ciudad y los magistrados Sin embargo, es de destacar
que a pesar de las medidas monumentales del edificio, los arquitectos romanos consiguieran
que la visibilidad fuera perfecta desde cualquier punto.
Un poco de historia argentina.
El aporte inmigratorio de fines del siglo XIX y comienzos del XX transformó la fisonomía de la
Capital convirtiéndola en la ciudad más populosa de Latinoamérica (en 1930 la ciudad alcanza
los 2.287.000 habitantes). Nuevos sonidos, aromas y costumbres buscaban adaptarse al
pujante país que los recibía con los brazos abiertos. Es precisamente a comienzos de 1900 en
donde se empiezan a formar una gran cantidad de organismos e instituciones que promovían la
participación ciudadana, siendo la figura legal de asociaciones civiles sin fines de lucro las que
adoptaron los clubes de fútbol.
Los "nuevos barrios" que se formaban eran ya una realidad construida y en 1919 se abría en la
Municipalidad un registro oficial para las sociedades de fomento, donde los vecinos reclaman
mejoras.
Dentro de un contexto de desarrollo institucional y de gran flujo migratorio, hay que mencionar
a los grupos de inmigrantes ingleses que arribaban al país, en su mayoría para trabajar en las
obras de construcción de las distintas líneas de ferrocarriles, y que trajeron un deporte que
haría furor y que se transformaría en el más popular de nuestro país: el fútbol.
Trabajadores del Ferro Carril Oeste fundaron un club con el mismo nombre de la empresa en
1904 y a través del gerente quien vió con buenos ojos la iniciativa de sus empleados, solicitó y
le fue concedido por las autoridades la donación de las tierras que hoy posee el club para
hacer su estadio y las distintas instalaciones deportivas del club. Este estadio fue muy
importante porque era alquilado al club Alumni que jamás tuvo cancha propia.
Esta pasión en poco tiempo fue contagiada a otros habitantes que, reunidos por su proximidad
geográfica (básicamente barrios) u otras afinidades se fueron juntando para formar equipos y
participar en las ligas que comenzaban a formarse para enfrentar lo que en un principio eran
desafíos entre los distintos equipos. Esto llevó a que con el tiempo, y después de emotivas
fundaciones, se encontraran con la necesidad de contar con un lugar donde cada equipo
recibiera a sus rivales y donde el equipo local se sintiera sólido e invencible.
El 25 de mayo de 1920 se disputó un encuentro amistoso entre los clubes Boca Juniors y
Nacional de Montevideo que sirvió para la inauguración del estadio más grande hasta ese
momento construído en la ciudad de Buenos Aires: el del club Sportivo Barracas que con sus
incómodas pendientes sin gradas albergaba al público que se apretujaba en sus instalaciones.
Las ciudades ofrecían distintos lugares en ellas donde poder instalar estos campos de juego,
siendo así como luego de diversas gestiones o aportes societarios se obtenían las tierras y
comenzaba la materialización de las instalaciones del club, lugar que serviría para defender el
honor de los colores. De los materiales con los que se contaba en ese momento y con las
técnicas disponibles, surgen las primeras tribunas de estructura de madera con tablones del
mismo material, muchas de ellas con características típicas de la construcción inglesa,
techadas en su mayoría con chapas de zinc con molduras, y otras mas austeras, que solo
contaban con la estructura básica y sin brillo arquitectónico. Estas construcciones que
albergaban la pasión de los espectadores, no consideraban , en aquellos tiempos muchos
aspectos tenidos en cuenta en el presente, como el diseño, la seguridad de los concurrentes,
etc., solo importaba tener el lugar de pertenencia y albergar la mayor cantidad de público
posible.
Los adelantos tecnológicos, los nuevos materiales y la aplicación de nuevas técnicas
constructivas, dan como resultado que, un 4 de Marzo de 1928, Independiente inaugure el
primer estadio de Hormigón Armado moldeado “in situ” en Sudamérica, técnica que empezaba
a aplicarse en distintos edificios que serian emblemáticos de esta ciudad, que permitía modelar
las formas según diseño, que luego de la remodelación de 1960 tomaría el mote que lo
distingue en la actualidad: la Doble Viscera.
El Club Atlético Boca Juniors que había comenzado con el proyecto de construcción de su
estadio, permite a través de la firma de un convenio que los tablones del desmonte de su
estadio sean trasladados al club Ferrocarril Oeste para la reconstrucción y ampliación del mismo con estructura de hierro y tablones de madera (en 1931 la tribuna de madera fue
arrasada por un incendio), a cambio de autorizar a Boca Juniors hacer de local allí mientras
duren los trabajos de construcción su estadio.
El día 25 de Mayo de 1940, dieron comienzo los actos de inauguración del Club Atlético Boca
Juniors, con un marco imponente de público -calculado en 50.000 personas, con un diseño
original de 2 bandejas (10 años después se completó la estructura actual de 3 bandejas) que
permite ver todo el campo de juego desde cualquier punto del estadio, y la presión que
imponen sus espectadores debido a la cercanía del campo de juego, ya que estaba emplazado
en una manzana de pequeñas dimensiones. Como anécdota pintoresca se puede mencionar el
disgusto que tuvieron muchos vecinos frentistas al antiguo estadio xeneize con la inauguración,
ya que alquilaban como negocio un espacio en los balcones o sillas “con vista a la cancha” en
las azoteas de sus viviendas para poder ver los partidos que se disputaban y que generalmente
se abarrotaban de personas que utilizaban esa singular oferta.
A mediados de la década del 40 la pasión por el fútbol y la concurrencia a los estadios era muy
masiva y las instituciones tenían instalaciones acorde a las exigencias de la época en donde
sobresalían los estadios de los clubes grandes como River, Boca, San Lorenzo, Velez,
Independiente, Racing Club, entre otros.
Así como fue detallada esta pequeña parte de la historia del fútbol, cada una de las
instituciones fue modificando sus campos de juego.
El 23 de junio de 1968 se produjo uno de los hechos más dramáticos en la historia del fútbol
argentino: la tragedia de la puerta 12, luego de un River vs. Boca, donde simpatizantes
xeneizes mueren aplastados al querer salir del estadio por una puerta que estaba cerrada. Este
siniestro impulsa el estudio de los medios de salida y demás medidas necesarias para la
prevención.
Al llegar a los años 70, donde el Mundial de Argentina impulsa la reforma y modernización de
los escenarios, se comienzan a aplicar innovaciones tecnológicas y una gama de tendencias
mundiales, apuntando y resaltando entre otros los aspectos de seguridad y señalizaciones,
siendo la suma de este universo de conceptos lo que remarca a nivel nacional, un antes y un
después en la historia de los escenarios deportivos.
Llegando a los 90, los métodos constructivos agregaron la utilización de los premoldeados,
técnica que permite mediante la utilización de piezas armadas en fabrica y posteriormente
montadas con grúas en el lugar de la instalación un desarrollo de proyecto en tiempo record,
con la posibilidad casi inmediata de utilizar estas estructuras, como es el caso de el Club
Atlético San Lorenzo de Almagro y posteriormente, la Asociación Atlética Argentinos Juniors.
En la actualidad, diversos accidentes en estadios de vieja data, con estructura metálica y
tablones de madera, hace que se ponga en discusión la caducidad de las mismas, dado que
los tablones que la componen, al ser piezas únicas y naturales se torna impredecible, salvo con
ensayos que son del tipo destructivo, prever la resistencia de los mismos y se impulse la
exclusión de los mismos en los escenarios deportivos.
Los estadios y su relación con la ciudad.
Un buen diseño arquitectónico es un símbolo dentro del contexto en el que se emplace y
tomando esta definición como un axioma, se puede inferir que los buenos arquitectos que
proyectan con responsabilidad deben tener en consideración el impacto que provoca su diseño
en a ciudad, tanto para la construcción de un estadio como para cualquier otro emprendimiento
que realicen.
La mayoría de los estadios que fueron construídos hace décadas poseen un grado de
identificación y de integración vecinal muy importante ya que el trazado de las calles
generalmente condicionaba las dimensiones del campo de juego y del estadio en si
mismo.
La mayoría de estos estadios fueron construídos por etapas, marcando su crecimiento
el éxito deportivo y la mayor popularidad del club, lo que implicaba una mayor asistencia de
público. Todo este crecimiento edilicio se iba dando a través de series de ampliaciones que le
conferían un aspecto ecléctico pero que a su vez estimulaban el sentido de identidad y
pertenencia de sus parciales que veían de a poco como iba creciendo “su casa”.
Los estadios que están emplazados fuera del casco urbano tienen un menor componente de
integración con el contexto debido a su escaso o nulo desarrollo, y por ende generan una muy
escasa actividad económica ya que los concurrentes tienen que trasladarse en auto o a los
pocos medios de transporte que los llevan directamente al estadio y que tienen como
preocupación el rápido retorno a sus hogares. Esto implica que, a diferencia del casco urbano
que ofrece la posibilidad de ir a comer o tomar algo en bares o retaurantes cercanos, los espectadores concurran en menor cantidad y restrinjan mas sus gastos debido a la distancia y a la poca comodidad de su desplazamiento.
El éxito del diseño contextual consiste en construir algo que pueda ser amado por la
comunidad que lo contiene y es obvio que un estadio por sus grandes dimensiones no puede
pasar inadvertido, siendo que la identificación con la gente es vital para su perdurabilidad y
aceptación. La clave no está en diseñar un estadio para que lo disfruten solamente los
simpatizantes del club, sino que el mismo contemple las necesidades de la comunidad y que la
misma pueda utilizarlo también.
Arq. Agustín García Puga , UBA.
Miembro del grupo de trabajo sobre Deportes y Recreación de la Unión Internacional de Arquitectos.
Director titular de la IAKS (The International Association for Sports and Leisure Facilities), Sección Lastinoamérica
- Caribe (Octubre del 2007 hasta la fecha).
Fuente: Este artículo está incluído en www.garciapuga.com
Agradecemos al Arq. Agustín García Puga. |